Aprender a observar a
las personas en sus puestos de trabajo es una actividad preventiva esencial
para poder identificar actos inseguros o deficientes, así como situaciones
peligrosas relacionadas con el comportamiento humano; de esta manera, se pueden
mejorar los métodos de trabajo, minimizando esfuerzos, simplificando tareas,
etc. La aplicación de este método de observación logra un efecto en cadena
sobre otros aspectos esenciales en la gestión diaria de la prevención de
riesgos laborales como: la comunicación, la motivación, la participación, los
procedimientos de trabajo, etc., que hace que sea una herramienta de gran valor
pedagógico para la mejora continua de la calidad del trabajo diario. En
general, responde a la necesidad de control de la actividad de los trabajadores
cuando ésta pueda entrañar riesgos, dando cumplimiento a una de las exigencias
reglamentarias de documentación del sistema preventivo (art. 23.1 c) de la Ley de Prevención de Riesgos.
IMPLICACIONES
Y RESPONSABILIDADES
Aunque todos los
miembros de la organización deben llegar a estar implicados como “observadores”
y actuar en consecuencia, en las primeras etapas deben ser los mandos
intermedios y directivos en general quienes deberían realizar las observaciones
de trabajo.
El proceso de
observación no debe ser visto como un mecanismo punitivo y de fiscalización,
sino todo lo contrario, como medio para facilitar la mejora continua de la
seguridad y la calidad del trabajo.
El diálogo de igual a igual con el trabajador observado es fundamental y se deberán resaltar y elogiar las buenas prácticas y el trabajo bien
hecho.
Los directores
de las diferentes unidades deberían planificar cuidadosamente esta actitud
preventiva y asegurar que las mejoras acordadas se aplican en el plazo
establecido.
El servicio de
prevención debería efectuar un seguimiento de la actividad en función del
programa establecido y los delegados de prevención deberían ser consultados sobre
la aplicación de esta actividad preventiva e informados periódicamente de sus
resultados, pudiendo participar cuando lo consideren oportuno.
La “observación”
puede hacerse de manera informal cuando se detecte un aspecto mejorable, pero
también es imprescindible que forme parte del sistema de gestión de los puestos
de trabajo. Para ello, las observaciones han de estar debidamente programadas y
organizadas.
ETAPAS
PARA LLEVAR A CABO UNA OBSERVACIÓN
La programación
anual de las observaciones debe prever que la mayor parte de los puestos de
trabajo de la empresa queden afectados por esta actividad preventiva con la
dedicación suficiente.
En primer lugar,
hay que establecer prioridades y seleccionar las tareas que puedan ocasionar
daños de cierta consideración, prestando especial atención a los nuevos
trabajadores, a los que se incorporan tras largas ausencias o a los que hayan
estado sujetos a un cambio de puesto.
A continuación,
hay que formar a las personas que llevarán a cabo las revisiones, que deberán
disponer de los medios y del tiempo necesarios.
Hay que tener en cuenta que una observación requiere un tiempo muy corto.
Las pautas recomendables en la observación son:
eliminar distracciones; captar la situación total, evitando perderse en
detalles sin importancia; esforzarse por recordar lo visto; evitar
interrupciones; no adelantarse a la intención de las acciones; evitar ideas
preconcebidas sobre la persona o la tarea y, sobre todo, adoptar una actitud
interrogativa con la persona observada, nunca recriminadora o paternalista.
Hay que programar y
planificar las observaciones, revisando todos los aspectos clave relacionados
con las tareas.
Los elementos clave para analizar en la observación son:
las reacciones de las personas ante nuestra presencia, los equipos de protección
personal, las herramientas, el entorno de trabajo, las posiciones y movimientos
de las personas y los procedimientos de trabajo seguidos.
Por último, se
deberá registrar documentalmente, de la forma más concisa posible, el conjunto de
datos e información recogida para facilitar el seguimiento de la actividad.
Una copia quedará en poder del responsable del área para
su conocimiento y actuación procedente.
A raíz de las deficiencias, se deben acordar medidas y
acciones de mejora, entre observadores y observados.
Aunque esta técnica preventiva es sencilla
y se basa en el diálogo, es importante que quienes deban aplicarla reciban la
formación práctica necesaria.
Recuerde que
para cualquier SUGERENCIA, puede dirigirse a
Zaragoza, a
1 de Agosto de 2011.
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